martes, 17 de septiembre de 2013

Gerard Genette
Discurso del relato
Terminología


Analepsis

·         Externa
En “Aura”, de Carlos Fuentes, encontramos una analepsis externa:
Si: tenia quince años cuando la conocí —lees en el segundo folio de las memorias—: elle avail quinze ans lorsque je I'ai connue et, si j'ose le dire, ce sont ses yeux verts qui ont fait ma perdition: los ojos verdes de Consuelo, que tenia quince años en 1867, cuando el general Llorente caso con ella y la llevo a vivir a Paris, al exilio. Ma jeune poupee, escribió el general en sus momentos de inspiración, ma jeune poupee aux yeux verts; je fai comblee d'amour: describió la casa en la que vivieron, los paseos, los bailes, los carruajes, el mundo del segundo Imperio; sin gran relieve, ciertamente. J'ai meme supporte ta haine des chats, moi qu'aimais tellement les jolies betes... Un día la encontró, abierta de piernas, con la crinolina levantada por delante, martirizando a un gato y no supo llamarle la atención porque le pareció que tu faisais qa d'une faqon si innocent,Interna par pur enfantillage e incluso lo excitó el hecho, de manera que esa noche la amo, si le das crédito a tu lectura, con una pasión hiperbólica, parce que tu m'avals dit que torturer les chats etait ta maniere a toi de rendre notre amour favorable, para un sacrifice symbolique. . .

Prolepsis
·         Interna
En “Los hermanos Karamazov “encontramos:
Habiendo, pues, reunido nueve rublos, Demetrio mandó buscar caballos de posta para ir hasta Volovia, hecho que más tarde se comprobó, recordándose que "la víspera de cierto acontecimiento, Demetrio no poseía un kopek, que había vendido un reloj y pedido tres rublos prestados a sus hospederos, todo ello ante testigos". Más adelante se comprenderá por qué hago constar estos pormenores.

·         Externa
El epílogo de Werther:
… El desaliento y el pesar habían echado profundas raíces en el alma de Werther, y poco a poco habían ido apoderándose de todo su ser. La armonía de sus facultades se había destruido por completo. El ciego y febril arrebato que las trastornaba causó en él los más fuertes estragos, concluyendo por sumirse en un triste abatimiento, más penoso aún de soportar que los males con que había luchado hasta entonces…

Duración
·         Pausa descriptiva
 En “Papá Goriot”, de Blazac lemos:
La casa en la que se explota la pensión pertenece a la señora Vauquer. Está situada en la parte baja de la calle Neuve-Sainte-Geneviève, en el lugar donde el terreno desciende hacia la calle de la Arbalète, con una pendiente tan brusca que raras veces suben o bajan por ella los caballos. Esta circunstancia es favorable al silencio que reina en esas calles apretadas, entre la cúpula del Val–de–Gràce y la cúpula del Panteón, dos monumentos que cambian las condiciones de la atmósfera, proyectando en ella tonos amarillos y volviéndolo todo sombrío con sus tonos severos. Allí el suelo está seco, los arroyos no tienen agua ni barro, la hierba crece a lo largo de los muros.

·         Escena
En Aura encontramos:
—Felipe Montero. Leí su anuncio.
—Sí, ya se. Perdón no hay asiento.
—Estoy bien. No se preocupe.
—Está bien. Por favor, póngase de perfil. No lo veo bien. Que le de la luz. Así.
Claro.
—Leí su anuncio. . .
—Claro. Lo leyó. ¿Se siente calificado?— Avez vous fait des etudes?
—A Paris, madame.
—Ah, oui, ga me fait plaisir, toujours, toujours, d'entendre. .. oui. .. vous savez...
on etait telle-ment habitue. . . et apres...

·     Elipsis

En “María”, de Jorge Isaacs leemos:
Pasados seis años, los últimos días de un lujoso agosto me recibieron al regresar al nativo valle. Mi corazón rebosaba de amor patrio. Era ya la última jornada del viaje, y yo gozaba de la más perfumada mañana del verano. El cielo tenía un tinte azul pálido: hacia el oriente y sobre las crestas altísimas de las montañas, medio enlutadas aún, vagaban algunas nubecillas de oro, como las gasas del turbante de una bailarina esparcidas por un aliento amoroso.

Modo
·         Relato puro (diégesis)
En el cuento “El gato”, de Juan García Ponce encontramos el siguiente relato puro:
 Fue así como D empezó a verlo, por las tardes, al salir de su departamento, o algunas noches, al regresar a él, gris y pequeño, echado sobre la esterilla colocada frente a la puerta del departamento que ocupaba el centro del pasillo en el segundo piso. Cuando D, vencido el primer tramo de las escaleras, daba la vuelta para tomar el pasillo, el gato, gris y pequeño, un gato niño todavía, volvía la cabeza hacia él, buscando que su mirada encontrara sus ojos extrañamente amarillos y ardientes en medio del suave pelo gris.

·         Mímesis
Aura, de Carlos Fuentes:
No. . . no es necesario. Le ruego. Camine trece pasos hacia el frente y encontrara la escalera a su derecha. Suba, por favor. Son veintidós escalones. Cuéntelos. Ahí.

Voz narrativa
·         Nivel extradiegético
En “Estas ruinas que ves”, de Jorge Ibargüengoitia leemos:
Cuévano es ciudad chica, pero bien arreglada y con pretensiones. Es capital del estado de Plan de Abajo, tiene una universidad por la que han pasado lumbreras y un teatro que cuando fue inaugurado, hace setenta años, no le pedía nada a ningún otro. Si no es cabeza de la diócesis es nomás porque durante el siglo pasado fue hervidero de liberales. Por esta razón, el obispo está en Padrones, que es ciudad más grande.
Todos están de acuerdo en que la ciudad ha visto mejores días. Para ilustrar su decadencia, suelen referirse al Oro, un pueblo fantasma que está allí cerca, que a fines del siglo XVII tenía más habitantes que los que ahora tiene Cuévano, la cual, afirman, fue una de las ciudades más importantes de la Nueva España.

·         Nivel intradiegético
En “El aleph” de Jorge Luis Borges encontramos:
Estrofa a todas luces interesante. El primer verso granjea el aplauso del catedrático, del académico, del helenista, cuando no de los eruditos a la violeta, sector considerable de la opinión; el segundo pasa de Homero a Hesíodo (todo un implícito homenaje, en el frontis del flamante edificio, al padre de la poesía didáctica), no sin remozar un procedimiento cuyo abolengo está en la Escritura, la enumeración, congerie o conglobación; el tercero —¿barroquismo, decadentismo, culto depurado y fanático de la forma?— consta de dos hemistiquios gemelos; el cuarto francamente bilingüe, me asegura el apoyo incondicional de todo espíritu sensible a los desenfados envites de la facecia. Nada diré de la rima rara ni de la ilustración que me permite ¡sin pedantismo! acumular en cuatro versos tres alusiones eruditas que abarcan treinta siglos e apretada literatura: la primera a la Odisea, la segunda a los Trabajos y días, la tercera a la bagatela inmortal que nos depararan los ocios de la pluma del saboyano... Comprendo una vez más que el arte moderno exige el bálsamo de la risa, el scherzo. ¡Decididamente, tiene la palabra Goldoni!

Modo narrativo
·         Focalización interna.
En “Queremos tanto a Glenda”, de Julio Cortázar dice:
“Llegamos a las dos e la tarde al bungalow y media hora después, fiel a la cita telefónica, el joven gerente se presenta con las llaves, pone en marcha la heladera y nos muestra el funcionamiento del calefón y del aire acondicionado.”

Balzac, H. (2009). Papá Goriot. México: Porrúa.
Borges, J. (2005). El aleph. Buenos Aires: Emecé
Cortázar, J. (2004). Queremos tanto a Glenda. Madrid: Suma de letras.
Dostoievski, F. (2010). Los hermanos Karamazov. México: Porrúa.
Fuentes, C. (2002). Aura. México: Era.
García, J. (1995). El gato y otros cuentos. México: FCE
Goethe, W. (2009). Fausto y Werther.  México: Porrúa.
Ibargüengoitia, J. (1994). Estas ruinas que ves. México: Joaquín Mórtiz
Isaacs, J. (2006). María. México: Porrúa.

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