Ideotopo Alfa
Podemos definir al Ideotopo A como el lugar donde nace el
texto. El texto en su estado embrión se presenta como una necesidad de
comunicar algo. En un primer nivel, está formado por los elementos psíquicos y
biográficos de la persona así como de su medio ambiente. Es evidente que el
idiotopo A debe ser la fuente y el motor de la pulsión de comunicación que
entonces postulamos en el origen del texto. Un componente fundamental del idiotopo
A es el componente cultural, o sea la memoria de todo lo que el sujeto ha
visto, oído, leído, aprendido, asimilado, integrado, en todos los campos. Es
por eso que para Ezquerro todo texto es una variación de los textos ya
escritos. Esto no quiere decir precisamente que un lector deba leer todo cuanto
escribe, más bien que a través de un texto que lee está accediendo al
conocimiento de todos los libros que existen.
Sujeto alfa
El sujeto alfa no debe confundirse con términos como autor,
escritor, etc. Ya que éste solo es parte de un todo llamado sujeto Alfa.. Ezquerro
amplía este concepto al decir que “Si, en la gran mayoría de los textos, el
autor forma parte integrante del sujeto A, no constituye su totalidad, sino lo
que podríamos llamar el “núcleo duro”. En torno a ese núcleo, caracterizado por
el idiotopo A, vienen a agregarse todos los elementos que han participado en el
proceso de producción: desde las características de la persona que escribe, su
cultura, su biografía, hasta el conjunto de los posibles participantes secundarios
en ese proceso (maestros, discípulos, parientes, amigos, prologuistas, editores,
ilustradores, etc”.
De este modo si se mira al sujeto Alfa desde una postura
sincrónica intervienen en su formación todas las circunstancias, personas y
demás elementos que participaron en su formación. Si se le considera al texto en
diacronía, las cosas se complican. Ya que el texto entra entonces en la fase de
recepción y la circulación del sentido cumple su recorrido volviendo hacia el
sujeto Alfa. Los efectos que puede tener un texto sobre el sujeto alfa son
diversos, más cuando dicho sujeto ha muerto. Los múltiples trabajos en memoria
de cierto sujeto Alfa contribuyen en gran medida a modificar la imagen que de
éste se tenía.
Sin embargo, los casos de mayor atención en cuanto al
sujeto Alfa son los que tienen que ver con las obras de tradición oral, las de
autor inventado y las de autor anónimo.
Con respecto a la obras de tradición oral el ejemplo más
claro es “Las mil y una noches” en dónde no existe propiamente un sujeto Alfa,
en cambio se le asignó a un personaje de dicha obra, Shahrazada, la función de
sujeto Alfa.
Por parte de las obras de autor inventado es interesante el
tan estudiado caso de La Ilíada y La Odisea, ¿realmente existió un poeta
llamado Homero? Y si éste existió ¿hubo un segundo Homero? Los hallazgos
arqueológicos no han hecho sino oscurecer el caso, sin embargo, la figura de
este poeta sirve de parangón para el resto de poetas.
En el último caso, el de obras anónimas, impera la
descripción hecha por un autor que es la vez el personaje de la historia.
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