Gerard
Genette
Discurso
del relato
Terminología
Analepsis
·
Externa
En
“Aura”, de Carlos Fuentes, encontramos una analepsis externa:
Si:
tenia quince años cuando la conocí —lees en el segundo folio de las memorias—:
elle avail quinze ans lorsque je I'ai connue et, si j'ose le dire, ce sont ses
yeux verts qui ont fait ma perdition: los ojos verdes de Consuelo, que tenia
quince años en 1867, cuando el general Llorente caso con ella y la llevo a
vivir a Paris, al exilio. Ma jeune poupee, escribió el general en sus momentos
de inspiración, ma jeune poupee aux yeux verts; je fai comblee d'amour:
describió la casa en la que vivieron, los paseos, los bailes, los carruajes, el
mundo del segundo Imperio; sin gran relieve, ciertamente. J'ai meme supporte ta haine des chats, moi qu'aimais
tellement les jolies betes... Un día la encontró, abierta de
piernas, con la crinolina levantada por delante, martirizando a un gato y no
supo llamarle la atención porque le pareció que tu faisais qa d'une faqon si
innocent,Interna par pur enfantillage e incluso lo excitó el hecho, de manera
que esa noche la amo, si le das crédito a tu lectura, con una pasión hiperbólica,
parce que tu m'avals dit que torturer les chats etait ta maniere a toi de rendre
notre amour favorable, para un sacrifice symbolique. . .
Prolepsis
·
Interna
En “Los hermanos Karamazov “encontramos:
Habiendo, pues, reunido nueve rublos, Demetrio mandó buscar
caballos de posta para ir hasta Volovia, hecho que más tarde se comprobó,
recordándose que "la víspera de cierto acontecimiento, Demetrio no poseía
un kopek, que había vendido un reloj y pedido tres rublos prestados a sus
hospederos, todo ello ante testigos". Más adelante se comprenderá por qué
hago constar estos pormenores.
·
Externa
El epílogo de Werther:
…
El desaliento y el pesar habían echado profundas raíces en el alma de Werther,
y poco a poco habían ido apoderándose de todo su ser. La armonía de sus
facultades se había destruido por completo. El ciego y febril arrebato que las
trastornaba causó en él los más fuertes estragos, concluyendo por sumirse en un
triste abatimiento, más penoso aún de soportar que los males con que había luchado
hasta entonces…
Duración
·
Pausa descriptiva
En “Papá Goriot”, de Blazac lemos:
La
casa en la que se explota la pensión pertenece a la señora Vauquer. Está
situada en la parte baja de la calle Neuve-Sainte-Geneviève, en el lugar donde
el terreno desciende hacia la calle de la Arbalète, con una pendiente tan
brusca que raras veces suben o bajan por ella los caballos. Esta circunstancia
es favorable al silencio que reina en esas calles apretadas, entre la cúpula
del Val–de–Gràce y la cúpula del Panteón, dos monumentos que cambian las
condiciones de la atmósfera, proyectando en ella tonos amarillos y volviéndolo
todo sombrío con sus tonos severos. Allí el suelo está seco, los arroyos no
tienen agua ni barro, la hierba crece a lo largo de los muros.
·
Escena
En
Aura encontramos:
—Felipe
Montero. Leí su anuncio.
—Sí,
ya se. Perdón no hay asiento.
—Estoy
bien. No se preocupe.
—Está
bien. Por favor, póngase de perfil. No lo veo bien. Que le de la luz. Así.
Claro.
—Leí
su anuncio. . .
—Claro.
Lo leyó. ¿Se siente calificado?— Avez
vous fait des etudes?
—A Paris, madame.
—Ah, oui, ga me fait plaisir, toujours, toujours, d'entendre.
.. oui. .. vous savez...
on etait telle-ment habitue. . . et apres...
En
“María”, de Jorge Isaacs leemos:
Pasados
seis años, los últimos días de un lujoso agosto me recibieron al regresar al nativo
valle. Mi corazón rebosaba de amor patrio. Era ya la última jornada del viaje,
y yo gozaba de la más perfumada mañana del verano. El cielo tenía un tinte azul
pálido: hacia el oriente y sobre las crestas altísimas de las montañas, medio
enlutadas aún, vagaban algunas nubecillas de oro, como las gasas del turbante
de una bailarina esparcidas por un aliento amoroso.
Modo
·
Relato puro (diégesis)
En el cuento “El gato”,
de Juan García Ponce encontramos el siguiente relato puro:
Fue así como D empezó a verlo, por las tardes,
al salir de su departamento, o algunas noches, al regresar a él, gris y
pequeño, echado sobre la esterilla colocada frente a la puerta del departamento
que ocupaba el centro del pasillo en el segundo piso. Cuando D, vencido el
primer tramo de las escaleras, daba la vuelta para tomar el pasillo, el gato,
gris y pequeño, un gato niño todavía, volvía la cabeza hacia él, buscando que
su mirada encontrara sus ojos extrañamente amarillos y ardientes en medio del
suave pelo gris.
·
Mímesis
Aura, de Carlos
Fuentes:
No. . . no es
necesario. Le ruego. Camine trece pasos hacia el frente y encontrara la
escalera a su derecha. Suba, por favor. Son veintidós escalones. Cuéntelos.
Ahí.
Voz
narrativa
·
Nivel extradiegético
En “Estas ruinas que
ves”, de Jorge Ibargüengoitia leemos:
Cuévano
es ciudad chica, pero bien arreglada y con pretensiones. Es capital del estado de
Plan de Abajo, tiene una universidad por la que han pasado lumbreras y un
teatro que cuando fue inaugurado, hace setenta años, no le pedía nada a ningún
otro. Si no es cabeza de la diócesis es nomás porque durante el siglo pasado
fue hervidero de liberales. Por esta razón, el obispo está en Padrones, que es
ciudad más grande.
Todos
están de acuerdo en que la ciudad ha visto mejores días. Para ilustrar su decadencia,
suelen referirse al Oro, un pueblo fantasma que está allí cerca, que a fines
del siglo XVII tenía más habitantes que los que ahora tiene Cuévano, la cual,
afirman, fue una de las ciudades más importantes de la Nueva España.
·
Nivel intradiegético
En
“El aleph” de Jorge Luis Borges encontramos:
Estrofa
a todas luces interesante. El primer verso granjea el aplauso del catedrático,
del académico, del helenista, cuando no de los eruditos a la violeta, sector considerable
de la opinión; el segundo pasa de Homero a Hesíodo (todo un implícito homenaje,
en el frontis del flamante edificio, al padre de la poesía didáctica), no sin remozar
un procedimiento cuyo abolengo está en la Escritura, la enumeración, congerie o
conglobación; el tercero —¿barroquismo, decadentismo, culto depurado y fanático
de la forma?— consta de dos hemistiquios gemelos; el cuarto francamente
bilingüe, me asegura el apoyo incondicional de todo espíritu sensible a los
desenfados envites de la facecia. Nada diré de la rima rara ni de la
ilustración que me permite ¡sin pedantismo! acumular en cuatro versos tres alusiones
eruditas que abarcan treinta siglos e apretada literatura: la primera a la
Odisea, la segunda a los Trabajos y días, la tercera a la bagatela inmortal que
nos depararan los ocios de la pluma del saboyano... Comprendo una vez más que
el arte moderno exige el bálsamo de la risa, el scherzo. ¡Decididamente, tiene
la palabra Goldoni!
Modo narrativo
·
Focalización interna.
En
“Queremos tanto a Glenda”, de Julio Cortázar dice:
“Llegamos
a las dos e la tarde al bungalow y media hora después, fiel a la cita
telefónica, el joven gerente se presenta con las llaves, pone en marcha la
heladera y nos muestra el funcionamiento del calefón y del aire acondicionado.”
Balzac, H. (2009). Papá
Goriot. México: Porrúa.
Borges, J. (2005). El aleph. Buenos Aires: Emecé
Cortázar, J. (2004).
Queremos tanto a Glenda. Madrid: Suma de letras.
Dostoievski, F. (2010).
Los hermanos Karamazov. México: Porrúa.
Fuentes, C. (2002).
Aura. México: Era.
García, J. (1995). El
gato y otros cuentos. México: FCE
Goethe, W. (2009). Fausto y Werther.
México:
Porrúa.
Ibargüengoitia, J.
(1994). Estas ruinas que ves. México:
Joaquín Mórtiz
Isaacs, J. (2006). María. México: Porrúa.